Radio Puntual FM Riobamba

Madres piden refuerzo académico y emocional para nuevo año en la Sierra

En el régimen Sierra, el año lectivo 2021-2022 finaliza el 1 de julio, según el cronograma oficial. Foto: archivo / ELCOMERCIO.

En menos de un mes finalizará el ciclo lectivo 2021-2022 en el régimen Sierra-Amazonía. Y el retorno a clases presenciales ha permitido que los padres identifiquen debilidades en el desarrollo de sus hijos, producto de la virtualidad establecida por la pandemia. Esperan que esto se trabaje con el inicio del nuevo año escolar.

Andy, por ejemplo, empezó octavo año con ejercicios de matemáticas que eran completamente desconocidos para él, cuenta su mamá, Amanda Vaca. En ecuaciones y contenidos de geometría, dice, tuvo inconvenientes, por lo que la madre señala que se deberá empezar el nuevo año con un refuerzo en esas áreas.

Su hija Valentina, en cambio, empezó a aprender a leer y escribir por medio de Zoom. Con el retorno a las aulas, la madre vio que no logra reconocer bien algunas letras o formar sílabas. “En el nuevo año se deberá identificar las falencias de cada niño y trabajar en eso”.

Las mismas áreas son una preocupación para Andrea Garzón. Su hijo Martín, de cuarto de básica, tiene buenas calificaciones, asegura. Pero con el regreso a la presencialidad, la madre notó falencias en lectoescritura. “Tiene problemas para diferenciar la d, la b, la p y la q”. Y su hijo Nicolás, de inicial dos, no habla bien, al igual que todos sus compañeros, cuenta la madre. “No sé cómo reforzar eso en casa, me va a tocar ponerle en terapia del lenguaje en vacaciones”.

‘Desbalance acumulado’

Los dos primeros meses del nuevo año escolar deberían estar destinados al refuerzo, señala Garzón. “Parecería que la única preocupación es cumplir con los contenidos del nivel, pero no ganamos nada si se enseñan cosas nuevas sin que primero se fortalezcan las básicas”.

A Martín, por ejemplo, la pandemia le llegó cuando estaba aprendiendo a sumar y a restar. Continuó una etapa grave del covid-19 cuando aprendía a multiplicar y entró a la división cuando volvió a la modalidad presencial, cuenta la madre. “Pero ya tenía el vacío de multiplicar y sumar bien. Son desbalances que estarán acumulados en quinto de básica”.

Cambios y ritmos de aprendizaje

Carolina Casanova ha llegado a comprender que es necesario respetar el ritmo de aprendizaje de su hija Paula. La niña de tercero de básica lee un poco más lento que sus compañeros. Lamentablemente, dice, la malla curricular no está diseñada para los ritmos de cada niño. “Mi pequeña tiene presunción de TDA (Trastorno de Déficit de Atención) por lo que, en su aula cambia la metodología con la que se enseña”.

Tras el regreso a clases presenciales, la madre ha identificado que a su hija también le afectan los cambios de profesora que ha tenido. En este año lectivo ya han pasado tres maestras por el grupo de la pequeña. “Esa inestabilidad hace que mi hija pierda el hilo por la metodología de aprendizaje. El siguiente año debe ser de refuerzo y de introducción de nuevos aprendizajes de manera paulatina”.

A Paula le costó adaptarse de nuevo a la presencialidad, cuenta su madre, Carolina Casanova. “Pasó de tener 40 minutos de clases al día (en modalidad virtual) a estar en la escuela de 07:00 a 12:30. “Fue difícil para ella. Estaba acostumbrada a estar conmigo todo el día y al volver a la escuela, al principio le emocionó, pero con el pasar de los días ya no quería ir porque no me veía y se asustaba. Pensaba que no me iba a volver a ver y que la escuela era una especie de castigo“.

Atención a lo emocional

Andrea y Carolina coinciden en que en el nuevo año también deben abrirse espacios para trabajar en el aspecto emocional de los niños. El comportamiento de los compañeros de Paula, dice Casanova, también resulta una dificultad con el retorno a la presencialidad. “Venimos de realidades distintas y no todos sus compañeros se comportan como ella espera. Mi hija no sabe lo que son malas señas o palabras y cuando escucha un compañero me pregunta por qué dicen o hacen eso. Es tranquila, entonces es muy difícil para ella cuando sus compañeros le dicen groserías, malas palabras o la empujan”.

Para Martín también fui difícil acoplarse a la presencialidad, ya que fue víctima de bullying por parte de sus compañeros. Por ello, su mamá considera que es necesario atender la situación psicológica de los niños. “Son bastante crueles y eso lleva a la violencia“.

La presencialidad ha mostrado acciones que preocupan a la madre. Por ejemplo, cuenta que la semana pasada un niño tomó la tarea de su hijo y la presentó como propia. “Yo llamé a la escuela, pero no dicen nada. Son actos que se están pasando por alto“.