
La carretera que conduce hasta Macas desde la Sierra es una de las vías por las que el paso vehicular está restringido. Foto: cortesía MTOP
Lucía Vásconez. Redactora (I)
El Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) aún no encuentra una salida jurídica para la construcción de una variante de la vía E-45, Quito – Lago Agrio. Esto mantiene incomunicados a miles de pobladores amazónicos hace más de ocho meses.
Así lo confirmó Darío Herrera, titular de la Cartera de Estado. El problema es que un tramo de la variante atravesaría por el Parque Nacional Cayambe Coca, considerado como un área protegida.
Mientras se solventa esta dificultad, los pobladores de Napo, Sucumbíos y Orellana, de donde sale gran parte de los recursos petroleros del país, se sienten en el abandono y aislados por el Estado. Así dijo Julio González, presidente de la Asamblea del Pueblo de Sucumbíos por la vialidad.
Los pobladores de Sucumbíos están en riesgo debido al aislamiento, ya que todas las vías hacia esa provincia están en mal estado, indicó. Además, recordó que tampoco hay vuelos que permitan la conectividad.
González y un grupo de habitantes de las tres provincias afectadas llegaron a la Asamblea Nacional el jueves pasado. Solicitaron que se declare en emergencia la red vial de la Amazonía, no solo por el colapso de la E-45, sino por el estado de todas las arterias viales de la región. El Gobierno aún no contempla esta posibilidad.
El titular del MTOP dijo que los recursos para la reparación vial existen y no es necesario la declaración de emergencia. Este mecanismo permite hacer contrataciones de obras de forma más rápida y acorta los tiempos de ejecución.
Además, señaló que los pobladores de esas provincias no están aislados completamente, ya que pueden llegar a Quito y otras ciudades por la vía alterna Lago Agrio – Coca – Loreto – Tena. Aunque sabe que ese recorrido lleva más del doble de tiempo, es decir, unas nueve horas de viaje.
Casi 9 meses incomunicados
Todo empezó el pasado 8 de diciembre. La erosión regresiva del río Coca se llevó un gran tramo de la mesa de la calzada de la vía E-45, en el sector de Piedra Fina, en San Luis, cantón El Chaco, en el límite provincial de Napo y Sucumbíos.
Ese día también colapsaron las tuberías de los tres oleoductos, que transportan el hidrocarburo desde la Amazonía hacia los puertos para ser comercializados.
Las autoridades hallaron una solución para las tuberías, pero no así para la conexión vial. Ese es el principal cuestionamiento de los pobladores de las zonas afectadas, dijo Moisés Castillo, morador de esta parte del país.
Desde entonces, los habitantes de poblados y caseríos deben hacer largas caminatas para buscar atención médica, adquirir alimentos, comprar gas o asistir a centros educativos. Lo hacen por las orillas del río Coca o por las faldas del volcán Reventador, arriesgando sus vidas.
Baja ejecución presupuestaria
Con respecto a las otras rutas de acceso a las provincias amazónicas, el colapso de la E-45 no es la única dificultad vial. Herrera reconoció que hasta julio pasado se registró una “pobrísima ejecución” de obras en la Amazonía.
Puso como ejemplo a Sucumbíos, que tiene un presupuesto de USD 1 200 000 para mantenimiento vial. En esta provincia no se llegó al 10% de ejecución presupuestaria en los primeros siete meses del año, según el MTOP.
“Es un problema de gestión, básicamente. Un problema de liderazgo de quienes están en esas oficinas distritales”, dijo Herrera.
En todo el país, la ejecución presupuestaria del MTOP llegó al 37% de enero a julio del 2022. El Ministerio ha programado 90 proyectos para 2022. Entre ellos hay mantenimientos viales, construcción de carreteras, entre otros, por USD 363 millones. Según Herrera, la ejecución presupuestaria llegará al 100% en diciembre.
Historia del fenómeno
La erosión regresiva del río Coca y sus afluentes empezó hace 22 meses con el colapso de la cascada San Rafael, en Sucumbíos. Esta tenía una caída de unos 150 metros de alto por 14 de ancho.
El fenómeno natural ha avanzado cerca 13 kilómetros desde su inicio. Actualmente, el epicentro se encuentra en la zona de Piedra Fina, en San Luis, El Chaco. En el lugar, la erosión avanza de forma lateral.
En su trayecto se ha llevado kilómetros de vía, oleoductos, puentes de concreto, viviendas y más. Los pobladores de San Rafael, El Reventador, San Luis, San Carlos y otros caseríos han sido los principales afectados.
La erosión también amenaza las obras de captación de la central Coca Codo Sinclair, la hidroeléctrica más grande y costosa del país.
Esta obra fue construida por un precio que supera los USD 3 000 millones.