La historia del sur de Quito se relata. En la foto: Fabiano Kueva, Irma Gómez, Antony Lozada y Nelson Ullauri. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
Las voces de más de 100 dirigentes barriales, artistas, gestores, entre otros, se recopilan en el proyecto multidisciplinario ‘Destellos de Comunidad: cinco caminatas para entender el sur de Quito’.
La propuesta surge como una minga de visiones, esfuerzos y una utopía. La meta es plantear una lectura sobre una ciudad desde las experiencias de organización, soberanía alimentaria, educación intercultural, culturas urbanas, migración, etc.

En el sur de Quito, según la Secretaría de Coordinación Territorial y Participación Ciudadana, hay 977 líderes y lideresas, además de 709 colectivos, fundaciones y organizaciones sociales.
Repensando la historia urbana
“¿De qué nos sirve el pasado?”. Esta fue una de las preguntas que se plantearon en el Laboratorio Solanda, donde nació ‘Destellos de Comunidad’, en 2020. El resultado de la investigación se compartirá en febrero de 2023. La agrupación la integran organizaciones como Red Cultural del Sur y la productora Telón de Acero.
La respuesta a su interrogante fue clara: ellos necesitaban entender el pasado, comprender el presente y así construir un futuro reforzado de experiencias. Se trata de historias de grupos de mujeres feministas, tiendas comunitarias, propuestas agroecológicas, etc.
Según Fabiano Kueva, investigador y artista, el recorrido por la memoria del sur se inició con el proyecto ‘Ciudad Modelo, memoria del barrio Solanda’, en 2017. Ahí hallaron datos como que el Plan de Vivienda Solanda se asentó sobre 150 hectáreas de la antigua Hacienda Solanda, donadas por María Augusta Urrutia a la Fundación Mariana de Jesús, en 1976.
Para ‘Destellos de Comunidad’, se reivindicó la oralidad. Levantaron datos sobre la conformación espacial del sur de Quito, procesos de organización, los relevos generacionales, la migración y más.
El pasado del sur sigue vivo
Al recrear esa ruta de cómo se compuso el sur, los investigadores constataron que hubo dos momentos o concepciones. Una se refiere a las poblaciones que llegaron con el arribo del ferrocarril a Chimbacalle, en 1908.
La otra se relaciona con las personas que ya habitaban en las afueras de la vieja ciudad y, más adelante, las que fueron llegando desde distintos puntos del país. La minga, sin duda, ha sido un eje conductor. Un ejemplo es la labor del Centro de Mujeres, en los 80, en los inicios de la población de Solanda.
En los años 80 también estuvieron las jornadas realizadas por roqueros. Antony Lozada, director de Telón de Acero, es músico y parte del equipo técnico de ‘Destellos de Comunidad’. Él recuerda a Diego Brito (+) como uno de los personajes emblemáticos, quien también fue un puntal en la gestión cultural, en espacios como la Concha Acústica de la Villa Flora.
Nelson Ullauri, activista, quien fue director del Centro Cultural de la Asociación de Barrios del Sur de Quito, es parte de estas caminatas para rescatar la memoria del sur.
El hombre, nacido en Chimborazo, lleva 40 años en la gestión. Para él, se necesita sistematizar y registrar el sendero recorrido en instancias como, por ejemplo, la Asociación de Barrios del Sur.
Desde el Municipio se han dado pasos para el trabajo con líderes y lideresas, como la implementación del primer taller de gestores comunitarios, agendas barriales, construcción de proyectos y organizaciones sociales. La meta es tener nuevas cabezas en territorio.
Si de inclusión se trata, en el corazón del Mercado Mayorista está la Unidad Educativa Intercultural Bilingüe Tránsito Amaguaña. Irma Gómez Walfandery, “quiteña de San Roque”, es la directora y precursora del plantel, que tiene 32 años y 90 estudiantes, y donde se difunden saberes ancestrales.
El grueso de la comunidad educativa se relaciona con el centro de abastos, donde hay más de 1 400 comerciantes (80%, mujeres). Al igual que ‘Destellos de Comunidad’, como dice Fabiano: sin estratos, sin barreras, con las voces y los oídos del sur.
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