
Imagen referencial. El sacerdote mercedario fue amigo y confesor de Sebastián de Benalcázar. Esta orden religiosa fue fundamental en la conquista del territorio quiteño. Foto: EL COMERCIO
Cuando Atahualpa fue ejecutado por Pizarro en 1533, este nombró como gobernador de San Miguel de Piura a Sebastián de Benalcázar; sin embargo, el futuro fundador de Quito había recibido noticias de que al norte del Perú se hallaba el fabuloso Reino de Quito, cuya conquista se convirtió en una de sus pasiones. A Piura habían llegado numerosos soldados de Centroamérica, sobre todo de Nicaragua y Guatemala, quienes le comentaron que Pedro de Alvarado se disponía a efectuar la conquista de Quito, en donde -según ellos- se habían escondido los fabulosos tesoros de Atahualpa que no alcanzaron a ser llevados a Cajamarca.
Sufriendo increíbles trabajos de hambre en los páramos despoblados y fríos y combatiendo siempre con los indios que habitaban estos lugares, Benalcázar llegó a Riobamba, en donde los indígenas le opusieron feroz resistencia; sin embargo, gracias al terror que infundían su caballería, las armas de fuego y armaduras de sus soldados, que causaban desconcierto entre los habitantes, logró vencerlos y llegar a Ambato y luego a Latacunga, para entrar a Quito a finales de noviembre, luego de haber superado las dificultades con Diego de Almagro que, incluso, había fundado la primera ciudad de Quito en las proximidades de Riobamba, en agosto de 1534.
Entre otros de los compañeros de Benalcázar se hallaba fray Hernando de Granada, mercedario, oriundo de la provincia de Granada, de “padres ilustres, poseedores de una gran extensión de tierras dedicadas al pastoreo de ovejas y la producción de lanas, así como de tejidos y trenzados. (…) Desde pequeño se inclinó por el hábito de los hijos de Pedro Nolasco, ingresando al convento de la dicha ciudad y partiendo enseguida tras las huellas de los conquistadores que se aventuraron en América. (…) Fr. Hernando pronto se alió con el adelantado Benalcázar, de quien fue no solo su amigo sino su confesor, confidente y aliado estratégico, sobre todo en las fundaciones de Quito, Popayán y Cali…”, según dijo
Juan Olivera, en 1754.
En el archivo del convento de El Tejar, en Quito, se encuentra un cuadernillo titulado: ‘Varones ilustres de La Merced, período colonial’ de autor anónimo, fechado en 1883. Dice: “Padre Fray Hernando de Granada. Ilustre fundador de Quito junto con Sebastián de Benalcázar y un centenar de españoles más. (…) Según lo relata un soldado de Benalcázar llamado Pedro Martín Montanero, quien hizo información del dicho religioso el 3 de julio de 1537, señalando que desde el día en que el capitán Benalcázar vino a Quito en descubrimiento y conquista de esta provincia de Quito, se metió debajo de la mano y bandera del dicho Capitán que, a la razón estaba en San Miguel de Piura por Teniente de Gobernador. Cuando se fundó Quito este religioso tenía la edad de treinta años.”
“Que cuando Benalcázar entró conquistando la Provincia, Pedro Martín y compañeros, más este religioso, hicieron bien y lealmente todo lo que el Capitán les mandó, tanto en encuentros con los indios como en hacer velas”.
“Que este fraile evitó en Riobamba la guerra entre Benalcázar y Almagro, que fundó la primera ciudad, procurando prisa en la conquista de estas tierras y fue el P. Granada quien con tino y prudencia procuró la paz entre las huestes de los dos conquistadores, que estaban para enfrentarse en las llanuras del sitio de la fundación”.
“Que este religioso no solamente procuró la paz entre los adelantados, sino que aconsejó a Benalcázar prudencia en el manejo y guerra contra los indios, que a pesar de su ferocidad, según S.P. (su paternidad) eran hijos de Dios: esto le trajo muchos dolores de cabeza, porque
hubo incluso soldados que aconsejaron al Capitán deshacerse del citado padre, por cuanto resultaba un estorbo para su planes de matar todo cuanto indio se les cruzaba”.
“Que el dicho padre fue uno de los más entusiastas para dejar otros frailes de su orden en Quito, para que se levantase la primera iglesia en la ciudad, como prueba de que los religiosos de La Merced fueron los primeros que estuvieron en estos lares y que, como tal, fueron los fundadores de Quito”.
“Que la historia debe recordar que este padre acompañó a Benalcázar en la fundación de las ciudades de Cali el 25 de julio de 1536 y de Popayán, establecida con el nombre de Asunción, el 15 de agosto de 1537. También procuró la fundación de Pasto, que se efectuaría años más tarde. Luego, en 1538 regresó a Quito para dirigirse después a Lima y pedir a Francisco Pizarro le diese nuevos poderes y emprender nuevas conquistas, esta vez hacia el Dorado, que se hallaba hacia el Oriente”.
“Que fray Hernando fue uno de los más activos religiosos que procuró el adelanto de su orden; por lo que, como consta en el Libro Verde del Cabildo de Quito, el padre Granada pidió en 1535 la donación de solares para edificar el Monasterio de Nuestra Señora de La Merced, al tiempo fundadora de la ciudad, porque su imagen fue la primera que hubo en Quito en un templo muy humilde y por ello esta Orden merece ser tomada como la primera en su condición en esta ciudad”.
“Que hay constancia de que el trabajo del P. Granada fue muy fructífero para pacificar estas tierras de las discordias entre conquistadores y no se detuvo hasta cuando en Quito hubo paz, para luego seguir con su acompañamiento a Benalcázar que marchó a tierras del norte en pos de sus conquistas”. (hojas 7 a 10)
Revisada la historia de las ciudades mencionadas, fray Hernando de Granada desempeñó un gran papel como acompañante de Benalcázar, fundador de estas urbes. Fue tal su prestigio que incluso en 1543 los habitantes de Popayán pidieron al Rey que sea designado como obispo de esa ciudad: “Deseo muy grande es el que tenemos, que vuestra Majestad envíe por su mandado tal prelado de esta Gobernación, que con su venida Dios nuestro Señor y su Iglesia sean bien servidos, e los vecinos de estos pueblos sean alegres e consolados con su doctrina y ejemplo; e como sea tanta la necesidad de la presente suplicación…” ( González, Juan, Historia de Popayán, 1960/ 67).
Aún se deben encontrar mayores datos sobre los fundadores de San Francisco de Quito.
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