
Un reporte se refiere al índice de inflación en Ecuador, en medio de su economía dolarizada. Foto: Pixabay
En el 2022, la inflación en Ecuador ha tenido un crecimiento constante. En junio, alcanzó el máximo nivel en los últimos siete años. A puertas del 2023, se prevé que exista una desaceleración del incremento de precios; sin embargo, todavía habrá problemas en el poder adquisitivo de insumos, principalmente alimentos.
Así lo dio a conocer Juan Pablo Ronderos, fundador y socio de la consultora argentina MAP. Este 15 de diciembre de 2022, la firma presentó un estudio macroeconómico sobre el impacto de la inflación en la economía de Latinoamérica y Ecuador para el 2023.
La inflación anual en noviembre fue de 3,64%. En junio de este año, registró su máximo al llegar a 4,2%. Si bien el indicador es uno de los más bajos de la región, se considera alto para los estándares de una economía dolarizada, dijo Ronderos.
En ello coincidió Jaime Carrera, director del Observatorio de la Política Fiscal. El experto aseguró que los niveles de inflación de este año son casi el doble de lo que necesita una economía dolarizada. “Es alta porque una mínima alza afecta a cada recursos que cuida la gente”, acotó.
Según el análisis, Ecuador no dispone de instrumentos de política monetaria con los que hacer frente a la escalada de precios, a diferencia de sus pares regionales. Esto por la dolarización de la economía.
En este contexto, las autoridades económicas han determinado subsidios y ayudas a las familias, los cuales fueron financiados con los mayores ingresos provenientes del petróleo. Esto ha permitido impulsar una mejora fiscal este año. Así se prevé un superávit de 1,2% del Producto Interno Bruto (PIB), tras un déficit de 1,1% en 2021, dijo Ronderos.
Inflación de alimentos será un desafío para Ecuador
Para 2023, el estudio proyecta una desaceleración de la inflación en Ecuador más rápida que en otros países de América Latina. Sin embargo, la situación social continuará siendo sensible, producto del bajo crecimiento económico: 2,1% en 2023, frente a 2,5% en 2022.
El incremento de precios de los alimentos en el país seguirá representando un desafío. Pese a que este año se aumentó el salario básico unificado (SBU), con lo cual se mejoró el poder adquisitivo, las familias compran menos alimentos por la inflación.
“La gente de menos recursos económicos destina más dinero a gastos de alimentación, por lo cual, destina menos a este rubro. Esto no se ha revertido”, dijo Ronderos.
Para el 2023, donde el SBU vuelve a subir, se estima el mismo escenario, donde no exista suficiente poder adquisitivo para la compra de alimentos.
Carrera señaló que el incremento salarial tiene efectos contraproducentes. Esto debido a la carga para el sector productivo, lo cual se traslada en el incremento de costos.